jueves, 21 de mayo de 2009

"CostaAbandono"

Hoy dedicaré esta columna a “CostaAbandono” -para los distraídos o para los que no andan caminando a menudo por allí- me refiero precisamente a la Costanera de Paraná. Esta obra se inauguró hace varios años, eso sí, con mucho bombo y mucho platillo. Para ser más precisa corría el fin de año de 2004 y en los diarios se publicaba, por ejemplo, lo siguiente: “Con diversas actividades culturales, deportivas y musicales -que culminaron con la presentación de la cantante Soledad Pastorutti- y la participación de más de 50.000 personas, el gobernador de la provincia de Entre Ríos y el intendente de la ciudad inauguraron al filo del fin de año la nueva costanera de la ciudad, que ofrece ahora un balcón privilegiado hacia el río Paraná. Emplazada al pie del célebre parque Urquiza (el espacio público más representativo de la ciudad), la nueva costanera se inscribe en una bienvenida tendencia urbana puesta de manifiesto en varias de nuestras ciudades ribereñas, que han comenzado a valorizar sus frentes fluviales a partir del rediseño y la refuncionalización de los mismos.”
Muchas eran las expectativas y las ínfulas de gobierno por hacerse cargo de semejante obra y aún más del “impresionante progreso” que ésta reflejaba para la ciudad, pero lo cierto es que pasadas las gestiones, pasadas también las ganas y entusiasmos.
Hoy podemos apreciar un panorama distinto y bastante triste. Las postales y las fotos publicitarias ya no se corresponden con la realidad si alguna vez lo hicieron fue sin dudas ¡¡hace bastante!! Sólo hay que mirar bien, atentamente. Basta con darse una vueltita y advertir el enorme grado de abandono que existe por la zona. Caminando por los senderos de “la nueva costanera” se advierten pozos de variadas dimensiones, escasa iluminación, desde las barandas despintadas y corroídas por el paso de los años -que tampoco son tantos- se nota la enorme, pero realmente enorme, cantidad de basura que la bajante del río ha dejado a descubierto. Pero, las huellas de lo que nadie hace, mejor dicho, las consecuencias de las desprolijidades de los sucesivos gobiernos parecen invisibles. Mientras tanto, las autoridades no saben cómo hacer para atraer al turismo, a nosotros los ciudadanos no nos conforman con empanaditas de pescado, ni con ofertas o paquetes atados con alambre, no sólo porque están destinadas a los visitantes, sino porque los conocemos y muy bien...
Ojalá, algún día, se comprometan de verdad con la ciudad a la que supuestamente tanto quieren y le expresen y profesen tanto amor como lo hacen por el dinero. Pero esa es ya otra historia. Hasta la próxima!!!

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