jueves, 2 de diciembre de 2010

Otra que Barrios Privados y van...

Mientras los días pasan, no debemos dejar pasar ciertas noticias que nos ponen los pelos de punta. Mientras los espacios públicos siguen siendo cooptados por los conocidos y desconocidos adinerados de siempre, nosotros, el grueso resto de los ciudadanos vamos siendo privados impunemente de esos espacios que nos pertenecen, de lugares asociados con la recreación y el esparcimiento, con recuerdos de nuestra niñez y juventud.

Los denominados “pulmones verdes” son “limpiados” para construir residencias exclusivas, pero en realidad se trata de sucios negociados, de intercambio de favores, de transas, va… Hace días pudimos leer en el Semanario Análisis que: “Vecinos de barrio Los Arenales de Paraná denunciaron hace un mes la construcción de un monumental paredón que los separa del río. La obra se realiza en los límites con el country Amarras del Sol, que se construye en un predio que ocupó un particular -Sergio Gregorio Lifschitz- y que también es reclamado judicialmente para que su dominio vuelva al Estado provincial. A pesar que el murallón no fue autorizado por el municipio y se ordenó el cese de su montaje –así como su demolición–, el privado desconoció el mandato, continuando los trabajos. “Se burla de nosotros”, dijo una de las personas afectadas refiriéndose al empresario que promueve el proyecto inmobiliario. “Es totalmente discriminatorio, es como estar en una cárcel”, descibió.

Daniel Verseñazzi escribió al respecto en el último número de la revista El Colectivo:Las áreas naturales urbanas son imprescindibles. Las ciudades que se queden sin ellas marchan a futuros inciertos, insanos inevitablemente. Perderlas, descuidarlas o fragmentarlas es una irresponsabilidad política enorme… Desproteger un parque urbano ante la pretensión inmobiliaria o la industria de la diversión y el pasatismo banal, es inaceptable”.

sábado, 13 de marzo de 2010

Una mañana en el CGE

Comienza el año y con él continúan estas postales, esta manera de contar experiencias propias y ajenas, a manera de descargo, que nos suceden como simples ciudadanos. Así la peleamos día a día, si no me creen sigan leyendo estas líneas...
Una amiga docente novata, va en busca de su tercer recibo de sueldo. Allí verifica que todo continúa como en el mes de noviembre de 2009. No lo puede creer. Pasados ya más de tres meses del reclamo, emprende con mucho coraje el camino conocido de memoria rumbo a su archienemigo edificio del Consejo General de Educación.
Otra vez esas colas interminables del sector liquidaciones. Otra vez las oficinas-nichos al borde del colapso. Otra vez las vendedoras de ropa y de carteras que distraen con éxito a las empleadas estatales. Con resignación subió uno a uno los escalones. La espera fue larga. Con los papeles en mano esperó su turno rogando e implorando por lo bajo que el liquidador haya decidido presentarse a trabajar. Repasó los errores: la antigüedad y el descuento para la mutual... ¿cuándo podría hacerse los postergados análisis? Revisó por enésima vez el recibo de sueldo, el certificado de funciones y el reclamo hecho en el área recursos humanos. Faltando dos personas explota un escándalo. Una mujer ofuscada en reclamo por sus haberes mal liquidados ya agotó su paciencia. Gritos y escaramuzas. No queda otra que volver, volver, volver. Como respuesta ante el incidente un inquietante dialoguillo elevado de tono entre dos empleadas:
-Estoy harta, ¿qué se creen, que somos sus sirvientas?
-Ahap
-Yo no soy sirvienta de nadie.
-Noo, yo tampoco.
-Ya lo dijo alguien que la tenía re-clara en estos asuntos: hay una sola letra que diferencia la palabra “decente” de la palabra “docente”.
La señora que estaba adelante de mi amiga, la miró apretando su labio inferior y levantando las cejas, no faltó nada más en su gesto. Solo lo completó un leve murmullo entre dientes: “lo hacen al propósito para que las escuchemos todos”...