
Como suele suceder, los negocios e intereses económicos de “privados adinerados” que incrementan sus fortunas non santas día a día producto de la plantación y cosecha indiscriminada de soja, se privilegian ante la salud de las personas que se ven afectadas directamente por las consecuencias nocivas de estos productos que “matan todo a su paso.” Claro que esto no ocurre solamente en nuestra provincia, la problemática se traslada a la vecina Santa Fe y al resto del país. Por ejemplo: “Maira Castillo vive en Quimilí, pleno monte santiagueño, y tuvo su primera intoxicación aguda a los 4 años. En el hospital local le diagnosticaron envenenamiento con agrotóxicos y la derivaron de urgencia al Garrahan, en Buenos Aires. La vivienda familiar está rodeada de campos con soja, rociados periódicamente con glifosato. El químico le afectó la vista, la piel y el sistema respiratorio.” A pesar de las recomendaciones médicas, de los reclamos de movimientos y organizaciones el nuevo modelo, “el sojero” sigue siendo tan rentable que desoye descaradamente éstos reclamos. Recordemos aquí que sólo una vez la Justicia falló contra el modelo sojero. Campesinos formoseños del poblado Colonia Loma Senés denunciaron en 2003 las fumigaciones con glifosato en la zona. Exhibieron sus plantaciones arruinadas, mostraron certificados médicos que confirmaban síntomas de envenenamiento y fotografías de sus animales muertos. La jueza Silvia Amanda Sevilla ordenó el cese inmediato de las fumigaciones fue la primera vez que se dictó una medida de ese tipo. Desde entonces, la magistrada fue declarada enemiga de las empresas de monocultivos y comenzó un proceso de hostigamiento por parte de pares, superiores y el poder político. En diciembre de 2007 fue echada de su cargo...
(Fuente: infoalternativa.com.ar/home/)
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