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Claro que en Gualeguaychú también pasan otras cosas, más allá del recelo que se ha instalado en torno a los reinados de las comparsas más prestigiosas porque las chicas que ocupan esos puestos son oriundas de Buenos Aires. Las gualeguaychusenses se han puesto de las muelas y habrían organizado una guerra de “extensiones”. ¿Por qué ellas no ocupan los primeros puestos después de tanta dieta, tanta gimnasia y tanta cama solar? ¿Qué responderán las reinas porteñas sobre las maravillas de Gualeguaychú si no conocen la ciudad?
En fin, la otra disputa con tintes y vericuetos bien diferentes, tiene que ver con la pastera Botnia. En este mismo lugar que de noche se convierte en un espectáculo “maravilhoso” de día es escenario de marchas, cortes y protestas. Esta vez se manifestaron alrededor de 3500 personas -convocadas por la Asamblea Ambiental- “ante los olores nauseabundos y la ráfaga de penetrantes olores que invadió toda la ciudad”. Se congregaron en la Av. Costanera con consignas claras y contundentes. Pero desde las fuentes cercanas a Botnia sólo llega una débil declaración del tipo “Si... puede ser que ese olor sea el resultado del mal funcionamiento de los filtros... el fenómeno... bue, pasa que... no presenta riesgos para la población, ni para el medio ambiente"... Aunque tal vez no saben quizás de última reconocieron que “puede producir irritaciones momentáneas en nariz y garganta”.
Entonces: ¿Qué pasará con las reinas de la coliflor, digo, del carnaval? ¿Podrán esos cuerpos danzantes divertir a la población preocupada por la contaminación? ¿Contamina Botnia o no contamina?