lunes, 5 de enero de 2009

Demasiado ruido


Mirando un poco de televisión local al mediodía, me enteré de un trabajo realizado por un grupo de estudiantes-adolescentes de nuestra ciudad. El tema investigado trataba sobre la contaminación sonora en ciertos puntos de Paraná y el impacto que esto tiene en la vida cotidiana de sus habitantes ¡Qué tema! con ayuda de un pequeño aparato denominado “Decibelímetro” (apto para controlar el nivel de sonidos, música, ruidos en toda clase de situaciones... mmm ¿tentador eh?) Pero lo realmente interesante fueron los resultados ya que dichos alumnos pudieron comprobar que en el centro de nuestra ciudad los decibeles exceden los permitidos -como tantas otras cosas por acá- llegando a un nivel máximo de 96 siendo que lo tolerable para el oído humano es hasta 70.
Es impresionante el ruido de motores, caños de escape, bocinas, alarmas y cómo esto afecta directamente en nuestro sistema nervioso central, pulso y ritmo cardiaco. Los sobresaltos producidos por este tipo de contaminación o lisa y llanamente ¡¡ruido insoportable!!

Me pregunto qué opinarán de esto los habitantes de calle Guemes o Liniers (Puerto Nuevo) ya que -según testigos- esa zona a la noche/madrugada es “zona liberada”. El sonido de moda: caños de escape recortados de motos con diseños “de autor”, parece que estos muchachos se dedican a armar y desarmar hasta llegar a fabricar un modelo exclusivo y desmedidamente ruidoso. Cuánto más perturbador más popular, parece ser la máxima.
Según estudios, “las principales secuelas registradas son irritabilidad, decrecimiento de la capacidad laboral, aumento de consumo de fármacos, cansancio crónico. A partir del informe se conformó una tabla de riesgo, en la que al aumentar los decibeles durante el sueño se agravan los efectos en la salud.”.
¿Qué opinarán los peces, aves y demás animales que también habitan esa zona? ¿Qué impacto tendrá sobre su armonioso ecosistema? La conformación de cordones de boliches para el uso exclusivo y abusivo de los que aman los excesos nocturnos en cascos urbanos es un flagelo que las regulaciones fomentan y estimulan. ¿Quién se hará cargo de las consecuencias?

4 comentarios:

Román Scattini dijo...

Muy bueno su blog, enigmática escritora. Saludos de un paranense que también bloguea. Román

Anónimo dijo...

No se quien sos pero debes ser radical.
Gildo Peroncho

Anónimo dijo...

UHH se enteraron no?? Roman tambien bloguea!!! Tiemblen escritores!!!

Anónimo dijo...

jajajajaj veo aquí otro "pequeño" negocio de Empresas y Gobierno para engrosar los índices de desempleo..."las principales secuelas registradas son irritabilidad, decrecimiento de la capacidad laboral, aumento de consumo de fármacos y cansancio crónico". Imagínense ahora tienen las excusas perfectas para culpar al empleado asalariado que se ha vuelto irritable, no rinde en el trabajo, pide adelantos contínuos para dejar su magro salario en los laboratorios y encima se duerme en las mesas de trabajo...¡¡¡Vamos muchachos sigan haciendo bochinche y compren accesibles 0 Km!!!!