miércoles, 14 de enero de 2009

Paraná: un día de esos, un día de estos



Toma 1: un joven silba a otro que lo observa haciéndose el distraído. Desde la vereda de enfrente, a modo de señal, recibe la misma contestación. Ambos desaparecen de la escena abruptamente, cual sombras.
Toma 2: una pareja camina observando el paisaje de la ribera: río, sauces, tres espinillos, un ceibo, algún pato que, despreocupado, recorre el camalotal. Eligen un banco para “tomar unos mates”.
Toma 3: un instante más tarde, la correa de la cartera cede dócilmente entregándose a manos expertas.
Toma 4: ataque de nervios, bronca, desesperación.
Toma 5: en la comisaría, las cosas empeoran. “Ya te van a tomar la denuncia”. Uno, diez, veinte minutos. Adiós.
Toma 6, 7 y 8: a los lejos, una radio vocifera: “un individuo de género femenino fue asaltada en inmediaciones de calle Larramendi”. Un comisario que ama las cámaras declara con tono grave: “Se identificó un occiso luego de una feroz balacera en calle Ramirez”. Un periódico local titula: “Se secuestró armamento en la vivenda de un malviviente”. Un policía al que se le quedó el auto, pide por celular que urgente “se apersone personal policial en el barrio San Agustín”.
Esta es otra postal de nuestra ciudad. La de las desigualdades que generan violencia. La de la falta de un trabajo digno que propicia dependencias mayores en menores. El "famoso" sentido común se hace oír. Un sector de la población comprometido con su ciudad -considerando las raquíticas medidas políticas incapaces de solucionar nada- puede llegar a aportar a este dilema soluciones realmente efectivas y encantadoras:
- “Habría que matarlos a todos”.
-“¿No probaste con echarles veneno para ratas?”
-“Habría que fumigarlos como a los mosquitos”.
-“Decí que ahora con este calor, más de uno se ahoga en el río”
- “De una, hay que bajar la edad de imputabilidad, ¡si son incorregibles! Mientras más rápido los encierren mejor”.
-“Yo con la 22 en casa me siento más seguro. Si entra alguien lo cago a tiros y listo ¡uno menos! Cómprate una vas a ver.”
Mientras tanto, la policía “intensifica sus operativos”, es decir, dan paseos más largos en sus vehículos pintados a lo “Brigada A” en tonos azules y negros, o en sus vistosos cuatriciclos. Si el delito se concibe como la trasgresión de una norma. Yo me pregunto ¿Cómo se concibe que cada vez más gente muera de hambre?

5 comentarios:

Gilda Perucho dijo...

Gracias a todas y a todos los que visitan este espacio, espero sigan haciéndolo.
Hasta la próxima!

Anónimo dijo...

Gilda, buenísima tu crónica. Estamos demasiado saturados del discurso de los Franciscos de Narváez, los Chiche Gelblungs, los Blumbergs, los Pattis y tantos otros más que conciben el delito como la "tara" de una "raza". Bravo Gildaaa.
Chepottino!!

Anónimo dijo...

medio llorón tu blog...

Anónimo dijo...

La policía continúa siendo el perro fiel y sometido a su amo de turno (sentado y enriqueciéndose en el sillón de gobierno), la corrupción, la violencia y el asesinato sus modos operativos y avalados desde los altos mandos. El general de la ciudadanía se mira el ombligo y atesora las pequeñas ganancias materiales de su vida ya semiburguesa tras altas rejas,concebidas como forma de obtener "seguridad". Un mundo mejor nos supone organizarnos, abandonar la mediocridad, estudiar y comprometerse...el pensamiento mediocre da lugar al imperio de la impunidad y la discriminación...el pensamiento mediocre no requiere inversión de tiempo y esfuerzo,por tanto abunda.

Unknown dijo...

¿Cómo se concibe que cada vez más gente muera de hambre?

Probables respuestas (un par al menos) :


"A un pueblo no se le convence si no de aquello de que quiere convencerse."
Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.


"Hay pueblos a los que se les soborna con el nivel de vida, para que no se paren a pensar por dónde anda el nivel de su vida."
Ana Diosdado (1939-?) Actriz y dramaturga española.


http://conozcasantacruz.blogspot.com

http://malditoscorruptos.blogspot.com